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Posts Tagged ‘La Mata de Monteagudo’

A dos kilómetros y medio de El Otero de Valdetuéjar y a 300 mestros del Santuario de la Virgen de la Velilla, llegamos al pueblo que se llama, La Mata de Monteagudo.

Situado al nordeste de Peñacorada y al este de  Peñavilla, La Mata de Monteagudo está a  1.120 m. de altitud. Rodeado de frondosos bosques, su entorno paisajístico es incomparable. Nos atrevemos a asegurar, sin pecar de exagerados,  que es el más bello pueblo de todo el valle del Tuéjar, rodeado de unas preciosas vistas.

 

 

 

 

 

 

 

Hay una pista que sube hasta la collada de Fuentes de Peñacorada, a los pies de Peñavilla, desde donde se divisa hasta más allá de Sabero. Esa pista llega hasta Cistierna y se puede recorrer en un todoterreno. Allá por los años 50, con el fin de dar vida al valle, un personaje ilustre del pueblo, del que hablaré en otro capítulo, quiso  hacer una carretera que uniera La Mata y Cistierna. A pesar de sus gestiones en Madrid, donde estaba bien relacionado, se murió sin ver su proyecto hecho realidad.

Otra pista, que también se puede recorrer en todoterreno, une La Mata con Ferreras. Se pasa por la collada de «Trabadillos» antigua Tabladillos, donde parece que existió un poblado. Desde este lugar se divisa otro valle no menos delicioso y desde donde se ve La Red.

 

 

 

 

 

 

 

La calle principal, llamada Real, a cuyos lados están situadas las viviendas, es larga y muy pendiente y recorre todo el  pueblo de norte a sur.

En el centro del pueblo, se conserva un torreón medieval de una antigua iglesia, con restos del antiguo palacio que fue de los Prado y una arcada de la capilla del palacio.

 El Santuario de la Virgen de la Velilla, declarado monumento nacional, así como los restos de lo que fue el monasterio de San Guillermo de Peñacorada, pertenecen al término de  este pueblo.

Aquí nació y vivió, Diego de Prado «El Dichoso», que encontró la imagen de la Virgen.

Hay dos grandes romerías en honor a  la Virgen:  una se celebra en Pentecostés y otra el  segundo domingo de agosto. Ésta última es la romería de los veraneantes y emigrados. El patrón es el 5 de octubre, San Froilán.

Próximo al Santuario está el Centro de Turismo Rural la Velilla, con restaurante y alojamiento (ver enlaces a la derecha).

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De camino al Santuario, por una estrecha carretera de montaña, se encuentran varios pueblos ciertamente muy interesantes para visitar.

El punto de desvío para llegar al Santuario de la Virgen de la Velilla se encuentra en  Puente Almuhey.

Puente Almuhey. Nombre de origen mozárabe. Fue un complejo de asistencia a caminantes y peregrinos que tenía albergue, iglesia, molino y puente sobre el río Cea, en la confluencia del río Tuéjar.

  

 

 

 

  

En Puente Almuhey pernoctaban los caminantes y peregrinos que llegaban desde distintos puntos lejanos para acudir a Santiago de Compostela  y de los alrededores para subir hasta la Virgen de la Velilla.

Después fue la confluencia de tres concejos o jurisdicciones: Vadetuéjar, Valderrueda y Valle de Almanza, señalados en una gran piedra triangular, aun conservada en el centro de la glorieta, junto a la iglesia. La piedra tiene grabados los nombres de los tres concejos y muestra los apoyos con los que celebran la reunión los tres mandatarios: la jarra de vino y los tres vasos, con objeto de dirimir los problemas comunes.

 

 

 

 

 

 

 

 

 Posee una ermita románica dedicada a la Virgen de las Angustias. Construída en el siglo XIII, como muestra la ventana del testero, con cruz de Malta grabada y la puerta de entrada, con arco de medio punto. En su interior, se conserva una bella imagen de la Piedad o Dolorosa en el Camino y un hermoso cordobán barroco.

Puente Almuhey se considera el centro comarcal, sanitario, bancario y administrativo.

El 31 de julio, San Ignacio de Loyola, es la fiesta anual de este pueblo. Ofrece un hotel para alojamiento.

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La carretera que parte desde Puente Almuhey hacia el santuario de la Virgen de la Velilla atraviesa el magnífico valle del Tuéjar. Se trata de uno de los parajes naturales más impresionantes de la montaña oriental leonesa, que combina sutilmente los bosques con los prados y los huertos de verduras y frutales. La carretera atraviesa Taranilla y se adentra en el territorio de los pueblos del Valdetúejar. A la entrada de Renedo se esconden entre la maleza los restos del palacio de los marqueses de Prado, y en la plaza encontraremos las pequeñas torres que formaban la entrada, hoy acompañada del rumor de la fuente.

Un poco antes de La Mata de Monteagudo nos desviamos hacia el santuario de la Virgen de la Velilla, que espera en un rellano a medio camino de la cima de la montaña. Rodeada de robles, hayas y acebos, la tan venerada Virgen de La Velilla tiene el privilegio de residir en un lugar realmente hermoso.

Esta veneración parece remontarse a los primeros años del Reino de León. Sabemos que hacia el siglo X había una ermita dedicada a Santa María de Vallulis  -de los Valles- en el lugar donde hoy se asienta el santuario y que San Guillermo de Peñacorada fundó un monasterio en sus inmediaciones. Los siglos posteriores trajeron la ruina y el abandono al lugar, hasta que en 1470 surge la leyenda y el milagro.

Se cuenta que, en aquel año, el hidalgo Diego de Prado, que vivía con su mujer en La Mata de Monteagudo, encontró entre las ruinas de la ermita los restos de una Virgen de madera que escondió en su casa. Pero, años después, su esposa cayó enferma y él, recordando la imagen, ofreció erigir un nuevo templo a cambio de su curación. Concedido el milagro, la familia de los marqueses de Prado, cumplirá, años después, la promesa.

El santuario empezó a erigirse en 1615 bajo la dirección de Domingo Lastra, que diseñó un sólido edificio de planta de cruz latina y una sola nave. Las obras, que se prolongaron durante todo el siglo XVII, lo dotaron también de una original torre octogonal y un pórtico lateral abierto a la explanada meridional. En el interior el retablo mayor barroco, con el trono de Santa María, precede a un vistoso camarín con tres altares y tres retablos, situados en el lugar donde según la leyenda tuvo lugar la aparición milagrosa. En el exterior aparece la escultura de Santiago Matamoros en una hornacina.

El santuario fue declarado Monumento Nacional en 1982 debido a su calidad artística y la popularidad de sus romerías. Desde el domingo de Pentecostés hasta el cinco de octubre, día de San Froilán, el patrono de León, las gentes de los alrededores se congregan cada año para rendir culto a la Virgen.

El santuario destaca en medio de la montaña debido a la solemnidad de su arquitectura barroca.

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